¿Por qué es importante reducir la brecha de género?
La pandemia que ha azotado al mundo durante el último año ha tenido múltiples efectos, siendo uno de estos el aumento de la brecha de género. Esto, debido a que la mayor pérdida de empleos derivados de la crisis sanitaria, ha sido de parte de mujeres. Sin embargo, se ha demostrado que el reducir esta disparidad trae numerosos beneficios, tanto para empresas como países en diversos ámbitos, sobre todo económicos.
Que el último tiempo ha sido difícil para todos y en todos los niveles, es una realidad innegable. El ámbito laboral es uno de los más golpeados, con muchas empresas teniendo que realizar despidos para mantenerse a flote o negocios y emprendimientos que simplemente han tenido que cerrar sus puertas. Entre quienes se han visto más afectadas con esta situación laboral y económica son las mujeres. Por ejemplo, son mayoría entre quienes han sido despedidos en las áreas de Alojamiento e Industria Alimentaria (59%), Servicios Empresariales (54%) y roles Administrativos (63%).
La participación de la mujer en la fuerza de trabajo ha aumentado en las últimas décadas, pero sigue siendo extremadamente inferior a la de los hombres. La desigualdad de género no solo es injusta, sino también ineficiente. La reducción y eliminación de la disparidad puede generar importantes beneficios para las empresas y también económicos, tanto a nivel nacional como mundial. El camino a una reactivación económica, pasa por la inclusión femenina en todos los ámbitos laborales. Se ha demostrado continuamente que estrechar la brecha de género es beneficioso de diversas maneras.
Por un lado, lograr establecer equidad de género en las empresas involucra diversas ganancias para estas: Crecimiento, productividad y sostenibilidad tanto inmediatos como en el tiempo. Al su vez, crear equipos de trabajo en las compañías que cuenten con mujeres, permite aumentar aún más la productividad, lo que se traduce en rentabilidad. El punto de vista femenino aporta nuevas perspectivas y mayor creatividad y se hace fundamental en el desarrollo de ventajas competitivas. Su presencia en puestos de toma de decisiones otorga mayor legitimidad a las empresas, al enfatizar la importancia de la aceptación de la organización por parte de su entorno.
A nivel macro económico, un informe de la Organización Mundial del Trabajo [1] demuestra que reducir las disparidad de género en un 25% de aquí a 2025, permitiría sumar 5,8 billones de dólares a la economía mundial, e incrementar los ingresos fiscales en 1,5 billones de dólares. En los países emergentes el aumento sería cercano a 990.000 millones y en los países desarrollados unos 530.000 millones. África, los Estados Árabes y partes de Asia recibirían los mayores beneficios, dado que en estas regiones las disparidades en las tasas de participación entre los hombres y las mujeres superan los 50 puntos porcentuales.
En el caso específico de nuestro país, el potencial económico de las mujeres en la fuerza de trabajo es enorme. Según un estudio de Clapes UC, antes de la crisis sanitaria, nuestro país tenía una brecha de participación laboral femenina entre 3.9 y 7.1 puntos porcentuales con respecto a los países de la OCDE. Cada punto de aumento representa la creación de 79.000 nuevos empleos y un aumento en el PIB del 0.5 por ciento. Por lo tanto, recuperar los niveles de participación laboral femenina a los del año 2019 generaría un efecto positivo en el PIB de 6.5 %.
Dentro de las grandes empresas, aquellas cuyos consejos de administración tienen un porcentaje de mujeres superior al promedio, obtuvieron mejores resultados, en términos de rendimiento bursátil, que aquellas con un porcentaje menor de mujeres. De manera similar, acorde a un informe de Catalyst en 2011[2], las compañías de la lista Fortune 500 con una mayor representación de mujeres en puestos directivos, superan financieramente a las compañías con un porcentaje relativamente menor de mujeres en la dirección: entre 2004 y 2008, obtuvieron un 26% más de rendimiento del capital invertido y un 16% más de rendimiento de las ventas. Además, se ha demostrado [3] que las industrias dominadas por hombres podrían ver su productividad crecer entre un 3% y un 25% en países en desarrollo de incrementar la participación femenina en la fuerza de trabajo. En general, las mujeres en directorios de empresas mejoran su efectividad, debido a un conjunto más diversificado de habilidades.
Más allá de los números, reducir la brecha de género en el lugar de trabajo se destila a razones simples y concretas: Es momento de que las mujeres tengan su espacio en lugares de toma de decisiones, ya que, históricamente han sido subrepresentadas y al hacerlo significa pasos de avance en la equidad de género. Es necesario, hace mucho, que se refleje la mirada y experiencias de las mujeres en espacios de poder. ¿Si las decisiones tomadas tanto en ámbitos políticos y económicos afectan a hombres y mujeres por igual, por qué son tomadas por una mayoría masculina? También es momento de hacernos otra pregunta ¿Por qué las mujeres, a pesar de tanto avance, seguimos sin ocupar lugares de liderazgo? Preguntas que necesitan una pronta respuesta. Generar un cambio requiere el compromiso de toda la sociedad: hombres, mujeres, líderes empresariales, la sociedad civil, el mundo político y el Estado, con el fin de encontrar soluciones concretas que impulsen un crecimiento económico sostenible.
[1] https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_557736/lang–es/index.htm
[2] https://www.catalyst.org/research/2011-catalyst-census-fortune-500-women-board-directors/
[3] https://openknowledge.worldbank.org/bitstream/handle/10986/9117/WDR2012-0019.pdf?sequence=1&isAllowed=y